por Megan Brooks

En la mayoría de los pacientes con hipertensión, la reducción más
intensiva de la presión arterial no aumenta el riesgo de
hipotensión ortostática; todo lo contrario, parece disminuir el
riesgo, señala nuevo metanálisis.[1]
Además, la hipotensión ortostática previa al tratamiento no se
asoció con más hipotensión ortostática por el tratamiento
intensivo, comentó a Medscape el investigador principal, Dr.
Stephen Juraschek, de Beth Israel Deaconess Medical
Center/Harvard Medical School, en Boston, Estados Unidos.
«Nuestro estudio no respalda las recomendaciones para evaluar
la hipotensión ortostática antes y durante el tratamiento de la
hipertensión arterial», destacó el Dr. Jurascheck.
El estudio fue presentado de manera virtual en en Hypertension
Scientific Sessions 2020 de la American Heat Association (AHA) y
simultáneamente publicado en la versión electrónica de Annals of
Internal Medicine.
«Análisis importante»
En su comentario sobre el estudio para Medscape, el Dr. Vivek
Bahlla, director del Stanford Hypertension Center, Stanford
University School of Medicine, en California, Estados Unidos,
señaló que este es un «análisis importante de consecuencia
trascendental de fármacos utilizados para tratar la hipertensión, y
aborda un obstáculo potencial a la implementación de las
recomendaciones más nuevas de un tratamiento más intensivo de
la hipertensión arterial».
«Un metanálisis permite tener mayor potencia estadística para
detectar efectos, lo que puede no ser posible en estudios
individuales con números más pequeños de pacientes», agregó el
Dr. Bahlla, quien no intervino en el estudio.
«Este ensayo proporciona más datos estadísticos que indican que
la hipotensión ortostática no es motivo para evitar el tratamiento
intensivo con el fin de reducir la presión arterial», indicó.
El tratamiento intensivo de la hipertensión arterial reduce el riesgo
de enfermedades cardiovasculares, pero persisten las inquietudes
de que podría aumentar el riesgo de hipotensión ortostática, un
factor de riesgo importante para caídas, fracturas, síncope,
demencia, ictus, y muerte. Sin embargo, los estudios individuales
no han sido concluyentes.